Antes de hablar de la actividad de las plantas, estaría bien aclarar qué significa esto exactamente. A veces da la sensación de que esta palabra está de moda: las plantas y el clima deben estar ‘activos’. En efecto, un clima activo es un clima de invernadero capaz de eliminar la humedad. En este sentido, podemos adaptar el término a las plantas: una planta activa o un cultivo activo es capaz de llevar a cabo el proceso de evaporación.
La importancia de la evaporación
Existen muchas razones que explican la importancia de que la planta pueda llevar a cabo el proceso de evaporación, aunque la evaporación no sea un objetivo en sí misma. Una planta también puede perder demasiada humedad, y esto afectará a su crecimiento (producción de materia seca).
Sin embargo, el proceso de evaporación de la planta es necesario. Este proceso estimula el flujo de agua en la planta que ayuda a absorber los nutrientes esenciales del sustrato y a transportarlos hasta las hojas y hasta los puntos de crecimiento. Además, la evaporación garantiza la refrigeración de la planta, algo necesario en caso de mucha radiación. Si la temperatura de una planta sube demasiado, su crecimiento se estancará.
Cuando la planta lleva a cabo el proceso de evaporación, los estomas deben estar abiertos. Esta es una condición muy importante para la absorción de CO2. Un cultivo activo también puede absorber más CO2.
Influencias
La capacidad de una planta para llevar a cabo el proceso de evaporación y absorber CO2 depende de una serie de factores que están relacionados principalmente con el clima del invernadero. Cuando hablamos de evaporación, solemos mencionar en la misma frase la llamada resistencia estomática. Este es un factor que regula la apertura de los estomas. Una resistencia baja significa que los estomas están abiertos al máximo y que no hay ningún obstáculo a la evaporación y/o a la absorción de CO2.
DPV
Otro factor importante que influye en la resistencia estomática es el DPV, cuyas siglas significan ‘Déficit de Presión del Vapor’. Se trata de la diferencia entre la presión del vapor del aire en el estoma (cuando el aire del estoma está saturado) y la presión del vapor del aire del invernadero. El déficit de presión del vapor se expresa en pascales (Pa) o kilopascales (kPa = Pa divididos entre 1000). El DPV depende de la cantidad de humedad presente en el aire, de la temperatura (el déficit de humedad) y de la temperatura de la planta. A una temperatura de la planta más alta que la temperatura del invernadero, el DPV aumenta, porque la humedad absoluta del estoma es mayor. De este modo, la diferencia entre el aire del estoma y el del entorno es mucho mayor. En el cultivo de Anthurium, un DPV de entre 0,8 y 1,2 kPa se considera un buen valor. Con un DPV por debajo del 0,5 tiene lugar muy poco intercambio entre el estoma y el aire del invernadero y por encima del 1,5 la resistencia estomática aumenta demasiado y los estomas se cierran.
En pocas palabras, podemos decir que cuando la humedad del invernadero es alta (superior al 70 % para Phalaenopsis y superior al 75 % para Anthurium) las plantas abren los estomas con mayor facilidad. Por debajo de este valor, el cultivo se defenderá contra una posible pérdida de humedad y cerrará los estomas. Además, cuando la temperatura del cultivo sube debido a la radiación solar, por ejemplo, la planta inicia el proceso de evaporación con mucha más facilidad. Esto provoca que el DPV aumente, tras lo cual los estomas se cerrarán.
El DPV es un modo excelente de valorar hasta qué punto están abiertos los estomas y si tenemos un cultivo activo o no. El DPV que puede registrarse en el ordenador climático es un valor calculado que combina la temperatura y la humedad del aire del invernadero con la temperatura de la planta. Sin embargo, no se puede controlar el DPV en las plantas con fotosíntesis CAM. Debido a que los estomas están generalmente cerrados durante el día, la temperatura de la planta será casi siempre más alta que la del aire del invernadero y apenas hay posibilidades de que se dé la evaporación. Por lo tanto, un DPV calculado en el ordenador climático ofrecerá una imagen distorsionada en el caso de la Phalaenopsis y no puede utilizarse como control de cultivo.
La salud de la planta
La influencia del clima en la salud de la planta es bastante considerable. En primer lugar, afecta a los procesos de crecimiento de la planta. Cuando la humedad del aire del invernadero es alta, esta situación tendrá generalmente un efecto positivo sobre el crecimiento de las plantas y, como resultado, en su producción. El único inconveniente es que los hongos y las bacterias también crecen mejor en condiciones de humedad. Esto no debería provocar ningún problema, pero es necesario que el clima en el invernadero pueda deshacerse del exceso de humedad para que las plantas puedan llevar a cabo el proceso de evaporación. ¡Para ello creamos un ‘clima activo’!
La actividad radicular se estimula con la demanda de humedad de la planta. Mientras las plantas puedan continuar con la evaporación, las raíces seguirán desarrollándose y se mantendrán activas. Esto las mantendrá sanas. Además, una planta con un sistema radicular sano es mucho más resistente y mucho menos vulnerable frente a enfermedades y plagas.
Condensación
Además de la posibilidad de evaporación de las plantas, puede ocurrir también que en un clima menos activo el cultivo produzca ‘condensación’: la humedad del aire del invernadero se condensa en partes de la planta o de las flores, lo cual puede provocar una enfermedad fúngica como la Botrytis. Si la temperatura se encuentra en un nivel adecuado y hay espacio suficiente para la evaporación, esto no sucederá.
Control del clima
La importancia de un buen clima activo ha quedado clara, pero ¿cómo podemos asegurar un clima activo?
Eliminación de la humedad
En primer lugar, hemos mencionado que un clima activo implica principalmente que la planta puede realizar la evaporación. En este sentido, es importante poder eliminar la humedad del invernadero (pérdida de humedad) mediante condensación (contra la cubierta del invernadero) o mediante las vías de ventilación. Además, los orificios y las aperturas en la estructura del invernadero también ayudan a reducir la humedad. No obstante, esto sucede cada vez menos a menudo en los invernaderos modernos, que son mucho más herméticos. La eliminación de la humedad puede estimularse activamente utilizando la calefacción, que a su vez calienta el aire del invernadero y lo hace subir.
Ventilar del lado del viento
Actualmente, la pantalla inferior suele estar cerrada para ahorrar energía. Para facilitar la eliminación de humedad, puede dejarse una apertura en la pantalla. Sin embargo, un inconveniente de este método es que puede haber una diferencia de temperaturas en el invernadero (si el aire frío se encuentra arriba de la pantalla y esta se abre un poco, el aire frío baja), además de perderse energía. Por ejemplo, ventilando antes y del lado del viento se puede eliminar la humedad del invernadero de un modo más eficaz sin tener que dejar una apertura en la pantalla. Una pantalla reflectora también permite que la humedad pase a una velocidad aproximada de 50 g/m²/hora.
Temperatura de la planta
Cuando el cultivo tiene una temperatura más alta que el aire del invernadero, es más fácil eliminar la humedad. Podemos compararlo con un olla de agua hirviendo rodeada de vapor: al cabo de un rato la olla se quedará sin agua a pesar de la saturación del aire. El cultivo puede calentarse mediante la radiación o la iluminación.
Tubería de calefacción bajo bancos
El cultivo y/o el sustrato se calienta con una tubería de calefacción bajo bancos, facilitando así la evaporación. Podríamos pensar que lo que estamos haciendo es ‘crear’ humedad en el invernadero en lugar de eliminarla. La humedad se elimina subiendo la calefacción superior. Esto hace que el aire suba y se condense en la cubierta o se elimine a través de aperturas en las ventanas. Es muy importante que haya un equilibrio entre la calefacción bajo bancos y la calefacción superior para optimizar la actividad del clima y de las plantas. También deben considerarse la influencia de la radiación y la diferencia de temperatura y de humedad en el invernadero y en el exterior.
Ventiladores
Con la llegada del ‘Het Nieuwe Telen’ (El nuevo método), llegan también los ventiladores. Muchos de estos ventiladores se colocan de forma vertical para mover el aire húmedo hacia arriba y el aire seco hacia abajo sin que esto conlleve demasiado gasto de energía. Los ventiladores horizontales son importantes para distribuir la temperatura y la humedad correctamente en el invernadero y para permitir que la temperatura de la planta se equipare a la temperatura del invernadero. Con este flujo, se transmite la energía entre la planta y el aire del invernadero y viceversa.
¡Hay razones más que suficientes para estimular la actividad de las plantas y asegurar su salud y su crecimiento!
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